sábado, 31 de julio de 2010

Durante la guerra del Peloponeso (431 a.C. aprox.) Atenas tenía todas las de ganar. Pericles (imagen izquierda), el gran estadista, construyo murallas alrededor de la ciudad y confió la supervivencia de la ciudad a la flota ateniense (la dueña absoluta del mediterráneo).


Apareció un problema: las tropas de la flota se sublevaron en contra de Pericles; los muros exteriores asediados por el ejército espartano dejaron a la ciudad completamente asediada.


Cuando una ciudad, o una fortaleza es asediada los dos principales enemigos que obligan a la capitulación son la hambruna y la enfermedad. En este caso, la enfermedad asoló la ciudad, una plaga terrible acabó con los habitantes y con el mismísimo Pericles lo que obligó a Atenas a rendirse y seguir con su historia con unos términos humillantes.


Una de los retos más interesantes (y el motivo personal por el que la medicina empezó realmente a interesarme) es el misterio que representa cada paciente, en este caso Pericles. En su libro "Historia de la guerra del Peloponeso", Tucídides (historiador, no médico) nos narra los síntomas y signos de la enfermedad:

"Jamás se vio en parte alguna azote semejante y víctimas tan numerosas; los médicos nada podían hacer, pues desconocían la naturaleza de la enfermedad [...]. En general, el enfermo sentía en primer lugar un violento dolor de cabeza; los ojos se volvían rojos e inflamados; la lengua y la faringe asumían un aspecto sanguinolento; la respiración se tornaba irregular y el aliento fétido. Poco después el dolor se localizaba en el pecho, acompañándose de tos violenta; cuando atacaba al estómago provocaba náuseas y vómitos, con regurgitación de bilis"


Philip Mackowiak, jefe de la medicina en el Baltimore V.A. Medical Center dicta una clase magistral en la cual reta a los participantes a dar una presunción diagnóstica y defenderla en aquellos pacientes que han tenido una repercusión histórica (Mozart, Beethoven, Pericles, etc) basándose en evidencias extraídas por registros, diarios, etc.

De acuerdo a este método de estudio, una hipótesis de la muerte de Pericles es aquella que señala la viruela como causa de su muerte; vale decir que es una hipótesis clásica, muchos autores (historiaores) le atribuyen su muerte a este virus.

El descubrimiento de una fosa común del periodo de la epidemia ateniense por la Universidad de Atenas y el sometimiento a análisis de ADN de los restos arqueológicos sugieren que la causante de la enfermedad sería más bien la fiebre tifoidea (es interesante saber que según las hipótesis del Dr. Mackowiak Alejandro Magno murió por esta misma patología).

En este último contexto podríamos decir: La instauración primaria de la cefalea (que debió haber sido contínua y acompañarse de alza térmica en "escalera"), el aspecto sanguinolento de ojos, lengua y faringe; todo esto seguido de un cambio de localización del dolor ("al pecho" según Tucídides, descripción que respondería a un dolor difuso irreconocible que más bien debería ser abdominal por la infiltración de las placas de Peyer en el íleo terminal [cuadrante inferior del abdomen]) acompañado de náusea y vómito y desenlace letal serían puntos a favor de una supuesta "anamnesis y examen físico" de nuestro paciente fallecido hace tanto tiempo.
Tú qué dices??? Analiza los datos de la anamnesis y sugiere un diagnóstico!!!!


Escrito por: Vakdaro

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