La primera bocanada de aire del recién nacido siempre ha sido para mí un evento excepcional. Todos aquellos cambios fisiológicos que ocurren para que un organismo vivo pueda adaptarse al nuevo mundo: del cálido, líquido, pacífico, aséptico y seguro vientre uterino, a la inhóspita realidad representada en este caso por el trajín traumático del canal de parto, la habitación quirúrjica, el ambiente frío con esas luces gigantescas, manos extrañas del médico residente, los internos, los externos, la ingravidez del traslado a la termocuna, aspirar secreciones...
En fin, cuando se realizan estudios de imagen (Rayos X producidos por un acelerador de partículas sincrotrónicas) de dientes fósiles homínidos se puede observar una línea de tensión neonatal que representa este acontecimiento, lo suficientemente traumático para dejar semejante huella; eso en el caso de que todo salga bien.
Pueden aparecer muchas complicaciones (preparto - intraparto) que hagan que el cambio de hábitat sea aún más complicado y pueda comprometer la vida del recién nacido. Para desafiar el hado de algunos neonatos esta guía es una excelente recomendación. Tengo la oportunidad de leerlo en esta temporada y es muy recomendable: explicativo, preciso, útiles diagramas de flujo y gráficos; muchos por qué son contestados con este texto, ante todo práctico y funcional.
Publicado por: Vak
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